Tributos

sábado, 30 de junio de 2012

Capitulo 18: La Cascada

-Sophie ¡Sophie! ¡Sophie, despierta!
-Umpf...
Noto un golpe en mi hombro y mis instintos me llevan a contraatacar. Cuando abro los ojos, sin embargo, veo que mi aliada me tiene agarrada de manos y piernas y ha cogido las mochilas.
-¿Que pasa?-pregunto grogui.
-¡Tenemos que irnos! ¡Ya!-dice con voz firme y asustada.
-¿Pero... por qué?-estoy un poco atontada y me cuesta horrores salir del saco y levantarme.
-Los profesionales están de caza aquí al lado, les he oído.

Eso me despierta completamente. Meto el saco en la mochila y me la cuelgo a la vez que agarro mi espada. Nata carga su honda y por si acaso, le paso mi cuchillo. Nos movemos lentamente en la oscuridad, llevo las gafas y le sirvo de guía, ya que he dormido más y estoy más despierta. Cuando llevamos andados unos diez metros, oímos unas voces y nos escondemos detrás de unos arbustos, para no ser vistas. Veo aparecer a los profesionales de uno en uno y cuento cinco: Darrent, como le pille..., Christian, Área 3, Blake y Criskti, Área 11 y Beid, Área 4.
De repente, se detienen y por un momento, temo que nos hayan descubierto, pero luego la chica del pelo verde, Beid, se acerca a los árboles opuestos a nuestro escondite. Se asoma y luego mira sonriente a sus compañeros, haciéndoles señales para que se acerquen. Cuando se ocultan entre los árboles, Nata tira de mí.
-¡Vamonos!
-Aún no, espera un poco.
-Sophie, por favor...
-Nata, espe...-pero un grito ahoga mi frase.
Nos encogemos en el suelo, acurrucándonos entre las afiladas hojas, intentando calmar nuestros temblores. Les vemos aparecer entre los árboles de nuevo, sonrientes y con la lanza de Darrent goteando sangre. Desaparecen en el sentido opuesto a nuestro escondrijo justo cuando suena el cañonazo.
Intento buscar algo de aire.
-Nata...-la cojo de los hombros y noto que tiembla incontroladamente.
La abrazo hasta que se tranquiliza y luego me dirijo al lugar donde debe estar el tributo muerto.
Se trata de Dannick, el compañero de Área de Beid. Hay una gran herida en su pecho, y dos más en el corazón. Apartando la aberración que siento al hacerlo, le quito la mochila y me quedo a su lado hasta que llega el aerodeslizador y se lo lleva. Vuelvo con mi aliada, que sigue acurrucada en el suelo, la ayudo a levantarse y caminamos lejos de la vista de los profesionales.
Esta amaneciendo cuando llegamos a la cascada. Trepamos un poco, y nos escondemos entre un lecho de hojas (no de las dañinas) y rocas. Después de que Nata me informe de quien murió en la Cornucopia (los del Área 5, el chico del Área 6, el chico del 9, los del 10 y el chico del 12) la dejo dormir. Me sorprende comprobar que haya habido tantas muertes el primer día, un total de ocho. Pensaba que siendo del Capitolio seríamos más presuntuosos, pero al parecer es todo lo contrario, tenemos más ganas de matar.
Vacío la mochila del tributo cuatro y me encuentro un tanto decepcionada. Tan solo contiene varias prendas de vestir (unas camisas, un pantalón y unos calcetines) y una roca afilada. Guardo la ropa y la mochila y tiro la roca a la cascada, pero en vez de rebotar y caer al agua, desaparece.
Intrigada, bajo de las rocas, acercándome al borde de la cascada, y de vez en cuando dirijo una mirada a Nata, para saber si está bien y tranquilizarme. Cuando llego a rozar el agua con los dedos, estoy a punto de resbalarme y me agarro por los pelos a una roca. Entonces veo algo que me llama la atención.
Vuelvo al lugar donde está escondida mi aliada, y rebusco en su mochila hasta dar con una cuerda larga y gruesa. Vuelvo a la cascada y ato la cuerda a un peñasco que sobresale, luego ato el otro extremo a mi cintura y rezo. Bajo lentamente por la pared de la cascada, temiendo que la cuerda se rompa o el peñasco se parta y me rompa la cabeza. Pero todo sigue bajo control cuando llego al ras del agua y cojo impulso. La corriente de agua me atraviesa como cuchillas y me impulsa a retroceder, pero no lo hago y abro los ojos de golpe. Sonrío e intento agarrarme a alguna roca, pero la superficie es demasiado resbaladiza y vuelvo de nuevo afuera. Trepo por la pared hasta llegar al peñasco, me desato la cuerda de la cintura y corro al lado de mi aliada.
-¡Nata! ¡Nata! ¡Despierta!-grito antes de llegar a nuestro escondite y entonces... veo que solo está su chaqueta.
-¡¡¡Nata!!!-chillo, horrorizada porque le haya ocurrido algo.
Cojo la espada y corro por las rocas, haciendo caso omiso al dolor que me producen las afiladas hojas. Corto varias ramas que se interponen en mi camino hasta legar a nuestro viejo escondite y suspiro al verla sana y salva.
-¡Natalia! ¡Me has asustado!-grito enfadada pero aliviada a la vez, por ver que está bien.
Ella me mira con sus brillantes ojos azules y me dice:
-Sophie, mira...
Levanto la vista y veo que me señala unos hilos entrelazados que cuelgan de un grueso árbol. Si no recuerdo mal, se llaman telarañas y creo haber leído algo acerca de eso en algún libro de Historia. Se trata de una especie de red que tejía un espécimen ya extinguido hace tiempo llamado "araña" y que servía para atrapar a sus presas. Aunque a mí me parece muy frágil.
-¿Por que te has ido?-pregunto.
-No te vi y me asuste mucho, así que volví al bosque para ver si estabas por aquí-dice mientras alarga la mano hacía la telaraña.
-Ya, pero la próxima vez no te alejes, me has asustado.
-Vale, lo sien... ¡Aay!-chilla y aparta la mano.
Me acerco a ella y veo que al tocarla se ha hecho un tajo. Le propongo volver a nuestro escondite en las rocas y entonces ella se queda embelesada mirando de nuevo el árbol.
-Nata ¿Quieres...?-digo mientras desvío la mirada hacia la telaraña de nuevo.
Una pequeña araña metálica, sin duda alguna, creada en el Capitolio, nos mira fijamente desde su telaraña mientras cuelga de un fino hilo. Sus patas metálicas chasquean y sus miles de ojos van dirigidos a nosotras.
-Nata, vamonos...-la arrastro mientras levanto lentamente la espada.
Pero ya sea por los nervios o por el miedo, pisa una rama, haciendo ruido y desviando la curiosidad de la araña hacía ella. Estoy a punto de echar a correr cuando una de las patas del bicho sale disparada y se clava en el brazo de mi pelirosa.
-¡Nata!-chillo y rompo la telaraña con la espada haciendo así que la araña se caiga.
Corremos de vuelta a nuestro campamento y la ayudo a subir las rocas. Luego me protejo la mano con unas hojas y arranco la pata del brazo de Nata, que pone una mueca de dolor. No le ha hecho ninguna herida visible, tan solo tiene un pequeño punto gris en el sitio donde le clavó la pata.
-Estoy bien-dice ella.
La miro y me obligo a creerlo, pero por si acaso le echo desinfectante y se lo vendo. Luego le digo:
-He encontrado un refugio.
Ella levanta las cejas sorprendida, cogemos las mochilas y bajamos las rocas. Cuando llegamos al peñasco y le muestro lo que tiene que hacer, ella niega horrorizada.
-¡Estás loca!
-Confía en mí, se lo que hago-espero.
Ato otra cuerda al peñasco y las camuflamos con barro y piedras. Bajamos por la pared de la cascada y entonces me dice:
-¿Y ahora que hacemos?
Sonrío y cojo impulso mientras oigo sus gritos. Cuando traspaso la columna de agua, aflojo un poco mi agarre y caigo al suelo, golpeándome contra las rocas. Me pongo de pie y miro a mi alrededor, es una magnífica cueva, oculta tras la cascada, un perfecto hogar.
-¡Nata! ¡Ven!-chillo mientras ato mi cuerda a una roca.
Dejo caer mi mi mochila al suelo, y el cuerpo de mi aliada choca cuando aparece de golpe y me noquea.
-¡Nata, avisa!-digo. Pero no puedo evitar una carcajada que interrumpo inmediatamente. Estos son los Juegos del Hambre, no unos Juegos de niños.

12 comentarios :

  1. Esta genial , pobrecilla :S Por lo menos se rie un poco aunque luego vuelva a la realidad. Bueno ya aprovecho y te digo, el dia que te aflie y te puse el comentario debi cometer un fallo al guardar el enlace en mi lista de blogs me acabo de dar cuenta y ya te he añadido de nuevo, lo siento era para avisarte por si no te habbias dado cuenta tu tampoco, ya estas afliada de nuevo ajajja esta vez si he guardado bien ;) Un saludo, sigue escribiendo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Con el de asi lo ve Peeta ocurrio lo mismo pero ya esta arreglado ;)

      Eliminar
    2. oh tranquila, ami tambien me pasa a veces, y no no me habia dado cuenta xD!
      Besos

      Eliminar
  2. me encanta Nina
    Me ha sorprendido ver que no por ser del capitolio los tributos son mas finolis...
    besos

    ResponderEliminar
  3. Wow! Pensé que en cuanto los echaran a la Arena se iban a poner todos a llorar en cuanto pasaran un poco de hambre o les faltara una chaqueta para el frío... Ya veo que me equivocaba... Buenísimo capítulo. Besos:)

    ResponderEliminar
  4. este capitulo ha sido my favorito con diferencia sigue asi :=)^^

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias! Que es lo que mas te ha gustado?
      Muxus!!!

      Eliminar
  5. ME ENCANTA!! Lo de la cascada es una idea super original y la arena es: perfectaa!!
    La última frase casi me mata.
    Besos!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. NOOO!!! Que te quiero viva durante mucho tiempo!!
      Lo de la cascada se me ocurrio cuando estaba viendo Mision Imposible, la de Tom Cruise, pero aun quedan muchos secretos que descubrir en la Arena ;)
      Muxus Cereza!

      Eliminar
  6. Espero más sorpresas en la historia y me encanta lo de los profesionales!!
    :D
    Está genial Nina!!

    ResponderEliminar