Tributos

sábado, 7 de julio de 2012

Capítulo 27: Adiós

El titulo del capítulo no podía ser más exacto. Me largo, me las piro, señores, ay Dios mío que me da algo...
Intentare subir otro antes de irme, pero temo deciros que puede que este sea el último hasta dentro de tres semanas.
¡Os echare de menos!
P.D: La idea de este capítulo (que ya vereis) se la debo sobre todo a la maravillosa Queen. A. ¡Un muxu, amor!

A la mañana siguiente, cuando los primeros rayos de sol nos golpean, ponemos rumbo a la montaña.
Es bastante empinada, pero por suerte carece de las hojas afiladas y de raíces mortíferas. Paramos a descansar a media mañana y gastamos el primer paquete de galletas, ya que al ser tres, los suministros de comida están menguando rápidamente.

Al caer la tarde bordeamos la montaña, pero estamos agotados y empapados de sudor por el esfuerzo de todo el día, por lo que montamos aquí el "campamento" para pasar la noche. La montaña parece interminable y a cada paso que damos la niebla se acerca cada vez más y más.
Esa noche no sale nadie en el cielo.
Cuando llega de nuevo la luz del sol, nos levantamos y marchamos a lo alto de la montaña. Conseguimos avanzar un kilómetro y es entonces cuando vemos una pequeña bifurcación, de dos caminos distintos.
-¿Cual deberíamos tomar?-pregunto con voz rasposa.
Miramos los dos caminos, pero por culpa de la niebla no se puede ver que hay más allá. Estamos confusos y agotados por culpa del largo viaje. Llevamos horas sin comer, esperando almacenar nuestras reservas de comida para más adelante.
Así que sigo mi instinto y cojo el camino a mano derecha.
La niebla nos atrapa rápidamente. Se extiende envolviéndose entorno a nuestros cuerpos, lamiendo nuestra piel, juntándose con nuestro aliento. Christian me agarra de la mano y yo busco la de Nata para no perderla,  no ahora, no aquí.
Seguimos avanzando, ahora a ciegas, ya que la niebla es tan espesa que nos impide ver. Por suerte no es dañina, como la de los Juegos anteriores, pero tampoco se puede decir que sea inofensiva, porque mis ojos comienzan a lagrimear y más de una vez tropiezo. En algún momento, la tierra cambia, volviéndose blanda y húmeda, no exactamente como el barro, pero tan similar, que me lleva a imaginar que andamos cerca del lugar donde nace el río.
No pude estar más equivocada.
La niebla comenzó a disiparse poco a poco. Hacía rato que habíamos descendido de la montaña, gracias al camino que tomamos. Los últimos soplos de niebla que quedaban, se apartaron y nos mostraron el paisaje más raro que habría imaginado para cualquier Arena.
El capitolio totalmente destruido, con el aspecto que tuvo durante la guerra, estaba cubierto con una gruesa capa de nieve. Desde aquí veía la estación de tren, donde antes se recibían a los tributos, el hotel, el escenario y...
<<Mi casa>>
No esta muy lejos, a tan solo unas horas a pie, sin embargo, se ve tan extraña. Apenas la han tocado, si que tiene alguna ventana rota o algún árbol caído, pero no se ve más daño aparente.
Justo cuando he dado un paso para ir directa a mi hogar, oigo como Nata grita:
-¡Mirad, mi casa!
Volvemos la mirada y veo una enorme mansión de color blanco. Esta rodeada por un intrincado laberinto de diferentes colores y apenas se le ven daños.
Todo aquello comienza a parecerme sospechoso.
Me giro para comentárselo a Christian cuando le veo con una tonta sonrisa pintada en el rostro. Sigo su mirada y observo una pequeña casa de dos pisos, de color celeste y de la cual lo más destacable es un torreón que sobresale por el lado izquierdo.
Y de nuevo, tampoco esta destruida, no como el resto del Capitolio.
-Escuchadme, creo que es...
Pero no me prestan atención. Nata ha comenzado a correr y Christian parece seguir sus pasos. Les sigo preocupada y miro a mi alrededor, no parece haber más tributos en aquella zona de la Arena, pero nunca se sabe.
Consigo pararles y obligarles a escuchar mis objeciones, pero ellos no están por la labor.
-¡Yo quiero ver mi casa!
-¡No! ¡A la mía!-grita Christian.
Oh, madre mía... ¿Que se supone que tengo que hacer?  No podemos separarnos, que es justamente lo que quieren los rebeldes, pero no puedo impedir que vayan a sus casas, y para que mentir, yo tambien quiero ir a la mía.
Suspire.
Les propuse un trato. Cada uno pasaría un día en su casa, luego nos encontraríamos en el bosque cercano a mi casa, que era el lugar más cercano a los tres hogares. Volvimos a repartir las provisiones de alimentos y nos despedimos.
Abrazo muy fuerte a mi pelirosa, pensando que tal vez sea la última vez que lo haga, y ese pensamiento es suficiente como para sacarme unas lagrimas. Luego los brazos de Christian me atrapan, sus cabellos me acarician la piel produciéndome cosquillas,y por último le beso en la mejilla, no sabiendo muy bien si es lo correcto.
Lo único de aquella situación que consigue sacarme una sonrisa es cuando Christian va a despedirse de Nata, y con lo delgada que es ella, al abrazarla la levanta del suelo mientras pega pataditas de protesta. 
Con lagrimas en los ojos me despido de nuevo, con la idea de que tal vez no les vuelva a ver.
Sin mirar atrás, me giro y voy andando hasta mi hogar.

4 comentarios :

  1. NOOOOOOOOOOO!!!!!!!!!!!! NO OS SEPARÉIIIIIIIIIIIIIIIS!! SEGURO QUE ES UNA TRAMPAAAAA!!! TONTOS!! SOIS TONTOS!!!
    Beso en la mejilla? Que se lo den en la bocaa!! jaja
    Me encantaa!
    Besazos!

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    1. Mientras lo escribía estaba pensando algo parecido, pero era algo asi como: "Christian, definitivamente eres idiota, Nata tanta alegria te ha afectado a la cabeza y Sophie... cariño, tu ya no tienes arreglo.
      Jajjaja... igual, igual!
      Muxussssssssssss!!!!!!!

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  2. Maaaaaaall!!! Muy muy muy maaaaaaaal!!!
    A saber que seres extraños les esperan en sus casas. Pues no lo sabremos hasta que escribas el siguiente capítulo!!!!!!! Y eso podría ser mucho tiempo (o muy poco si en un acto de inmensa caridad lo escribes antes de irte. Yo voto por la segunda opción :))
    Por cierto, yo voto que Nata se encuentra... A Satin!! Y a Christian le atacan las cuchillas para la barba de su padre!! (vale, eso quizás no). Y Nata

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    1. Jejeje se ha cortado. Y Nata... Pues Nata no lo sé. A su hermano??
      Creo que ya te lo he dicho: (tono histerico) No nos abandones!!!! Porfiiiiiss

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