Tributos

sábado, 11 de agosto de 2012

Capítulo 35: "Princesita"

Hola. Este es el último que voy a subir hasta que vuelva a finales de agosto, no lo he editado, es un borrador, pero lo tenia echo en su gran mayoria y me parecía cruel no enseñaroslo.
MUXUS


-¿Entonces clavo aquí el cuchillo y...?
-Si, haz un poco de tuerca. Mira así-dijo ayudándome a colocar el cuchillo.
-Exactamente, mira.
-¡Agua!-dije aliviada al ver el pequeño hilillo de agua.
-Corre, pon la botella.-me apremió.
-Esta bien-dije-¡Ya está! ¡Por fin llena!
Apartamos la botella y la guardamos en la mochila junto a las demás, nos levantamos y limpiamos nuestras rodillas, llenas de arena.

-¿Y para comer?-pregunté hambrienta y para hacerme eco mi estomago rugió en ese momento.
-No se, pero será mejor aguantarnos unas horas más hasta que baje el sol-dijo Christian abanicándose.
-De acuerdo ¿Volvemos ya?
-Si, por favor, esto es un horno.
Cosa totalmente cierta. Quedábamos pocos y los vigilantes se estaban cebando en esta estación, en la que seguramente se encontrarían los tributos restantes. El calor del día era insoportable, pero debíamos hacer de tripas corazón y llevar los pantalones largos y en ocasiones, la chaqueta, que os protegía de las quemaduras que el sol pudiese provocarnos. Habíamos cambiado nuestras rutinas, y ahora dormíamos a partir del mediodía hasta que caía el sol, entonces movíamos el campamento y marchábamos por el desierto.
La situación parecía insostenible, llevábamos dos días sin comer, alimentando nuestro cuerpo con el agua de los cactus y de las palmeras, esto de por si ya era peligroso, ya que el agua de más de un cactus era venenosa. Nuestra meta era volver al otoño y allí alimentarnos y recuperarnos, eso de llegar todos vivos, por supuesto.
-¡Nata! Es increíble, se ha dormido ¡Nata, despierta!-grité enfadada.
Ella nos busco lentamente con la mirada y cuando nos encontró una pequeña sonrisa apareció en su rostro.
-Ho...-bosteza-Hola...
-Natalia, tenías que vigilar-dije seria.
-Umm... es que tenía sueño-se quejo ella frotándose los ojos.
-¿Y si alguno de los profesionales nos encuentra?-le dije tumbandome sobre el saco.
-Es como buscar una aguja en un pajar, Sophie.
Gruñí.
-¡Ay, no se que te pasa! ¡Últimamente estás más rara!
-Tengo hambre, hace calor y me duele cada parte del cuerpo.-dije a modo de respuesta, aunque fuese mentira.
-En fin, dormid, yo vigilo.-dijo apoyándose junto a las rocas.
Christian se acercó y se tumbó en el otro saco a mi lado, con una enorme sonrisa en el rostro; en el fondo eso debería alegrarme, pero por alguna razón me cabreó.
-¿Porque sonríes?-pregunté molesta.
-Me hace gracia verte enfadada, es algo nuevo. Bueno, no del todo, pero con Nata, creo es la primera vez.
-Bueno, si, pero ¡no tiene gracia!-dije-¿Y que es eso de que me has visto enfadada otras veces?
Él rió.
-Si que la tiene, pones una cara muy graciosa. Y señorita, en los entrenamientos se enfadó ¿no es así?
Lo pensé un minuto ¿entrenamientos?
-¿Qué?
-¿Recuerdas el último día antes de la sesión privada?
-Si.
-Tu luchaste contra el entrenador. Había una cosa en tus ojos, no se, pero daba miedo-dijo fingiendo un escalofrío.
Me reí secamente.
-Si, pero eso es diferente.
-No lo creo, seguro que siempre que luchas con esa intensidad, te cabreas de igual manera.-dijo él con una sonrisa.
-Cállate-contesté molesta. Quería dormir.
Él se dio media vuelta y guardo silencio, un minuto más tarde roncaba suavemente. Intente imitarle pero el clima no ayudaba para nada, además no podíamos quitarnos las ropas, eso sería peor.
Al cabo de cinco minutos no lo soporte más y relevé a Nata, que se puso contentísima al saber que podría dormir. Admiraba a esa chica, prácticamente habíamos llegado a lo que era el final de la Arena y ella seguía conservando su sonrisa. Pero, cierto era que había algo nuevo en ella, no se, una nueva forma al caminar, más firme tal vez sería la forma en la que hablaba sin titubear, no se, habían cambiado tantas cosas por culpa de estos Juegos...

Nueve años atrás...

-Tienes que golpear más fuerte, Goram.-dijo la ruda voz de un hombre.

Dentro del armario de las armas se oyo un pequeño gruñido.
-¡Ssshh...!-siseó una niña.
-¡Goram! ¡No sueltes el arma!-volvió a gritar el hombre.
El tal Goram un joven escualido y con cara de caballo blandió la espada con ambas manos, movimiento que hasta la niña escondida entre los arbustos, reconocia como incorrecto. El maestre se le acerco y le desarmo con un ligero movimiento.
-¡Maestre Luker! ¡Me alegra verle!-gritó una voz familiar.
La niña asomó un poco más el rostro y entonces vió a su padre acercarse y palmear la espalda del Maestre.
-¡Rain, viejo amigo! ¡Cuanto tiempo! Llevas mucho sin venir.
-Cosas del hogar, hemos tenido otre boca que alimentar-dijo su padre sonriente.
-¿Otro hijo? ¿Varón? No he oído nada al respecto-respondió el otro confundido.
-Es varón, pero no es un niño, es más bien...-sonrió y bajo la voz-un animal.
Ambos rieron ampliamente, después, el Maestre Luker se propuso enseñarle a sus muchachos, los futuros tributos del Distrito 2.
-En mi escuela cogemos un puñado de inútiles y los transformamos en guerreros-le decía el Maestre-por ejemplo, mire a ese chico, el flaco. Vino hace unas semanas, un padre muy rico, una madre muy bella y él un patán completo, no sabe por donde atacar, en cambio... ¡Zizzler!-un chico robusto de unos catorce se acercó a ellos, espada en mano.
-Él si es un guerrero de verdad. La espada parece parte de él y no he encotrado a nadie más rápido-dijo orgulloso.
Sophie si lo encontró.
Sarin salió corriendo y varias espadas, cuchillos y mazas le apuntaron a su vez. Asustada la pequeña salió de su escondite, cogió al pequeño tigre y se quedó ahí en medio de todas aquellas armas.
-¡Sophie!-grito su padre.-¿Que haces aquí?
-¡No quería quedarme en la casa!-dijo la niña asustada.-Es muy pequeña y oscura.
-Ya, las casitas de aquí no están echas para las princesitas-susurro el muchacho moreno.
-¿Qué?-pregunto ella.
-Nada, nada, princesita-respondió el otro aún mofándose de ella.
-Lárgate, Zizzler-dijo el Maestre golpeándolo suavemente.
El muchacho se dio media vuelta y se alejo con otros dos muchachos más, Sophie no les quito el ojo de encima y vio como se burlaban del tal Roram. Sarin se agitó en sus brazos y saltó al suelo, la niña lo miró asustada y corrió asustada hasta situarse al lado de los muchachos que antes se habían burlados de ella.
-¿Que hace aquí la princesita?-pregunto uno de ellos, uno pelirrojo.
Sophie atrapo a Sarin que no cesaba en zafarse de su agarre. Miró al muchacho y le dijo:
-No soy una princesa.
-Pero te tratan como tal, ¿no?
La niña se quedo callada un segundo y luego dijo:
-Si, pero por que quieren.
-Oh, por supuesto, seguro que a la gente le encanta adularte, regalarte cosas, protegerte... y seguro que muchos te tienen miedo.-dijo el muchacho llamado Zizzler.
-Eso... eso es mentira-dijo la niña confusa.
-Ya, oye princesa, ¿puede traernos una de esas espadas largas de allí? ¿O es demasiado importante para no hacerlo?-contesto burlón.
A la niña se le llenaron los ojos de lagrimas, se giró y fue directa a su escondite, pero aún pudo oír las apremiantes palabras de uno de los muchachos.
-Te vas a meter en un lío por haberte metido con ella.
Sophie cogió una espada pequeña, de poco peso, y volvió a donde estaba reunido el grupo.
-Oh, ¡Has tardado mucho, princesita!
La niña soltó a Sarin y atacó al muchacho, el golpe le pillo desprevenido pero llevaba armadura y no le dejo rasguños. Sus compañeros intentaron cogerla pero la niña se les escurría entre las piernas y aparecía para atacar de nuevo. Hasta que no consiguió derrumbar a Zizzler (gracias en su mayoría, a que había un tumulto de gente empujándose a su alrededor) le apunto con la espada al cuello, se le acerco y susurró:
-No vuelvas a llamarme princesita.
Soltó la espada y Sarin la siguió, se echo a los brazos de su padre y volvieron a la casa.

4 comentarios :

  1. Me encanta. Magnifico. Brillante. Maestro. Ya has oído, cada día que pasa con Christian me cuestiono seriamente las ganas que tengo de que Nata sobreviva... Esta claramente enamorado de Sophie... Ella debería sacar el tema de la sirena con su rostro... Mas que nada para que la conversación termine en beso y tal... Pues eso Nina! Por cierto, capítulo 11 en mi blog, besos:)

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  2. Es GENIAL! Lode la princesita me ha encantado!! Que se creía ese Zizzler? Que podíameterse con Shopie? Ja! Por idiota recibe un palizón!!!
    Y Christian, ayyy Christian!! Me encanta!!!!! Como no se besen ya, te mato!
    Bueno,mientras ellos se están muriendo de calor en la arena, yo me voy a la piscita...jaja
    Un besoo!

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  3. Genial!Me encanta el genio de Sophie! Disfruta de las vacaciones!

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  4. PER-FEC-TO, me he quedado sin palabras. Esta genial y la parte de su infancia es maravillosa. Pasatelo bien en las vacaciones.

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