Tributos

lunes, 3 de septiembre de 2012

Capítulo 36: Recuerdos para mi Sofía

Siento haber tardado tanto, pero ya he vuelto. Este capítulo es muy, muy muy especial, ya vereis porque y espero que os guste.
MUXUS
P.D: ¡Todo se explicara en los proximos! ¡Comentad!

El sol caía lentamente y el frío de la noche vino para helar nuestros sueños.
Aunque esa no era una prioridad en estos momentos.
Me levanté y observé la figura de la chica que guardaba la entrada. Los últimos rayos de sol hacían resplandecer su piel pálida, y acentuaban el color rosado de sus cabellos.
En el fondo, muy en el fondo, no quería que muriese.

Ninguna de las dos.
Ella se movió y me vio. Soltó una risa desdeñosa, no le caía bien.
-¿Porque te llama Nata?-pregunte en un intento vano de entablar conversación.
-No creo que te interese.
-Te equivocas, me interesa mucho.
La pelirosa suspiró.
-Basicamente porque me encanta la nata montada-respondió y no pude evitar soltar una carcajada.
-¿Te parece gracioso?
-Si, mucho.
Ella puso una cara de burla.
-Bueno, ¿Cambio? Me muero de sueño.
Asentí y cambiamos. Ella se acurrucó en mi saco y yo me coloqué al comienzo de la "tienda". Mis tripas rugieron pero lo único que pude hacer fue envolverlo con los brazos y aguantar.
<<Un día más. Solo un día...>>
Pero ni yo mismo sabía cuanto iba a durar.
-Sirenas.
Me gire bruscamente al oirlo, pero me lleve una decepción. No era Sophie quien lo había dicho, sino Nata, que se había levantado.
-Sirenas-repitió.
-¿Que ocurre con ellas?
-A mi nada, es que se lo he oído decir a Sophie.
Aquello me dejó en seco.
-¿Qué? Es decir... ¿Cuando?
-Ahora. Habla en sueños, no sabes la de veces que me dio la lata en la cueva, no calla.-respondio ella poniendo los ojos en blanco.
-Jamás la he oído.-respondí confuso.
-Habla muy bajo, a mi me cuesta oirla y seguro que a ellos tambien.-dijo señalando al cielo.
Gruñí. La sensación de estar vigilado era permanente.
-¿Tu sabes algo de sirenas?-preguntó.
Una vez más la situación se volvió tensa.
-No. Nada. Ahora duerme, mañana volveremos al Otoño.
Su mirada era de confusión.
-Vale... Despierta a Sophie cuando te canses-dijo mientras se arropaba.
Volví a colocarme en mi puesto, pero ya no conseguía concentrarme, mi mente estaba llena de recuerdos.
-Sirenas...
Sirenas. Malditas sirenas que me engañaron y me hicieron quedar como un idiota delante de todo Panem, por suerte ella estaba allí...
Si, ella siempre estaba allí.

Hace muchos años, en una fiesta...

-Christian, no abras tanto la boca, es de mala educación.
El niño parpadeó, cerro la boca y volvió el rostro hacía su padre.
-Perdón, padre.
El muchacho estaba impresionado. Pese a vivir a base de lujos en una enorme mansión, jamás se había visto envuelto en una fiesta similar, y aquella era espectacular.
-Ven, hijo, vamos a presentarle nuestros respetos al Presidente.
Avanzaron entre la multitud de invitados que se emborrachaban y se mostraban las despanpanantes joyas, hasta llegar al centro de la sala, donde tres despampanantes tronos hacían los honores eclipsando una cuarta silla de madera muy modesta. En la silla se sentaba una mujer joven, muy hermosa y de cabellos anaranjados, a su izquierda en un trono de oro y plata, un hombre de cabellos oscuros y ojos azules la miraba con ternura y en el centro, en un trono de oro, se encontraba el temible Snow.
Pero había alguien más. Una cuarta personita que en un principio paso desapercibida para Christian, pero a la que depués no pudo quitar la vista de encima. Se trataba de una niña, una niña de extraño cabello plateado y profundos ojos azules, que miraba a ningún punto concreto y se retorcía las manos arrugando su vestidito de diamantes. El muchacho la miró intrigado. La mayoría de las niñas del Capitolio no tenían un aspecto tan... normal, ni tan humano y menos aún eran bellas.
-Christian-lo llamó su padre-es nuestro turno.
-Eh, si claro.-respondió el niño.
Se adelantaron y se arrodillaron ante el Presidente Snow. Este les indicó que se levantaran y dirigió unas palabras a su padre, mientras tanto el muchacho no perdió de vista a la niña del tercer trono.
Ella se sacudió el cabello y bostezó aburrida, después comenzó a buscar algo desesperadamente con la mirada y tan solo una vez sus miradas se encontraron... pero ella la apartó de nuevo para seguir recorriendo la estancia.
-¡Christian, muevete!-le reprendio su padre.
El muchacho se movió y se unieron al gentio.
-Padre, ¿Quien era la niña del trono de plata?
-¿La niña? ¡Ah! Esa es Sophie Snow, hijo, la nieta del Presidente.
El muchacho no preguntó más.
Unos diez minutos después y tras perder a su padre de vista, Christian fijo su atención en unos pastelillos de fresa. Iba a coger uno cuando una niña lo empujo y cayo sobre él.
La miró y se sorprendió al descubrir a la pequeña Snow. La muchacha se levantó, farfulló algo incomprensible e intentó escapar, pero de imprevisto apareció su padre.
-¿Christian, haciendo amigas?-pregunto mientras revolvía el cabello al muchacho.
El muchacho observo a la niña y avergonzado por el comentario de su padre, por la situación y por la persona ante la que se encontraba se
-¡Christian, no seas maleducado!
El muchacho agacho la cabeza antes de que la niña pudiera decir palabra. Su rostro plateado se volvió rojo y dijo:
-Gracias, pero no es necesario, de veras.
El señor Crane le hizo varias preguntas, a las que la muchacha se limito a responder con rapidez mientras echaba miradas alrededor.
-Bueno, y... creo que estamos aburriéndote, nos iremos.
-¡Oh, no!-dijo ella-Pero tenía que coger un paquete que se ha ido y...
El hombre la miró extrañado, se despidió y comenzó a hablar con una pareja de color morado. El niño sin embargo, se quedo mirándola confuso y le pregunto:
-¿Que tenias que coger?
La pequeña se mordió el labio, se acerco al oído del muchacho y le susurro:
-Es un secreto. Un pastel.
Él asintió y se acerco a la oreja de la niña para susurrarle:
-¿Vamos a por el?
-Pero ya no se donde está-dijo ella triste.
-Pues lo buscamos.
El niño la agarró de la mano y sintió un breve cosquilleó, después corrieron por toda la sala apartando bruscamente a la gente y antes de salir el muchacho se fijo en los tronos y observó al Presidente que lo miraba directamente. Llegaron a un vestibulo vacío y oscuro, entre las sombras y de improvisto, apareció la sombra de un animal que se abalanzaba sobre ellos. Christian salto hacía atrás, asustado, pero Sophie corrió a abrazar al animal.
-¡Sarin! ¿Como te has escapado?-le pregunto mientras le acariciaba el pelaje.
El muchacho carraspeó.
-¿Buscábamos un pastel o un bicho?-pregunto sarcástico.
Pero no pudo evitar que Sarin les siguiera hasta las cocinas. Los cocineros iban de un lado para otro, preparados para sustituir los platos ya consumidos, empuñando espátulas y cucharones, encasquetándose los gorros en el cogote. En cuanto pusieron un pie dentro, los echaron, sin mirar si quiera quienes eran, y cuando trato de presentarse, la arrastraron a la salida.
Sentados en el frío suelo de mármol, se miraron fijamente, interrogándose con la mirada.
-¿Y ahora que hacemos?-pregunto la niña.
El otro se encogió de hombros y trato de coger de la cola al pequeño tigre, que le bufo e intento arañarle.
La muchacha rió y de golpe abrió los ojos de par en par.
En cuanto el tigre entro en la cocina, se armó el caos absoluto. Los cocineros corrían de un lado para otro, asustados, subiéndose a las mesas o protegiéndose con las cacerolas. El animal rugía como podía, lo que apenas era un leve gruñido, pero suficiente para espantar a todos aquellos cocineros. Los niños se arrastraron por el suelo, abriendo cajones y mirando en carritos. Finalmente, Christian señalo una caja blanca que descansaba sobre la encimera. Sonriente, se levanto a cogerla, pero una cuchara le golpeó en la mano, un enfurecido chef le miraba, con el sombrero torcido y los largos bigotes despuntados.
-¡No puedes tocar eso! ¡Largo!
Mientras tanto, la niña vio como apresaban a su tigre bajo una olla. Un cocinero gordo levanto un poco la olla y una de las garras de Sarin salió disparada a la vez que la mano del chef que cerro de un golpe la olla, provocando un fuerte gruñido del animal y de Sophie. Esta se lanzo a rescatarle, apartó a los cocineros y destapo la olla. Se echo en brazos al animal y se volvió para ver a Christian correr tras ella con el pastel en brazos. Los cocineros les persiguieron hasta la salida, amenazándoles con las cucharas y cuchillos.
Salieron corriendo de vuelta a la fiesta y en cuanto pusieron un pie dentro, Sophie desapareció. El muchacho se quedó de pie, solo y con el pastel entre los brazos. Al final la vió sentada en su trono, ella le sonrió y ambos se calmaron.
La niña bajo de su trono y se acercó al niño. El pulso del muchacho se aceleraba, pero se mantuvo firme con la caja entre las manos intentando que no se le cayera.
-Gracias-le susurro ella antes de volverse.
-Me... me llamo Christian, aunque creo que...-pero ella ya se había ido-...ya lo sabías.
La niña avanzo hasta el lugar donde esperaba su abuelo. El hombre sonrió y se dirigieron unas palabras. Después de aquello no volvieron a verse.
Nunca, hasta aquellos juegos.

En los Septuagésimos Juegos en el presente de Panem

Una luz de una linterna me llamó la atención.
No estaría a más de cincuenta metros pero desde luego hacía señas, no era una luz fortuita.
Me levante, cogí mis armas y una linterna, eche una última mirada a mi Sofía y avancé hacía la luz.
Guardé mi espada en el cinturón y el cuchillo en el bolsillo trasero, así pude dejar que mis manos se calentaran en los bolsillos. Arrastraba la arena con los pies y soltaba suspiros helados y blanquecinos que se perdían en medio de la oscuridad.
Poco a poco fui divisando mejor las luces. Eran tres, pero pasaron a ser dos cuando estuve a punto de llegar a ellas.
Entonces... desaparecieron. No se veía nada, todo había quedado a oscuras y cuando llego al lugar de donde habían aparecido, no vio nada.
Sin embargo, una sombra se le acercó y le susurró al oído:
-Te estábamos esperando, Christian.
Me di media vuelta y me golpearon en la nariz, dejándome grogui. Todo se volvió oscuro pero aún pude oír las voces.
-¿Crees que le habremos golpeado lo suficientemente fuerte?
-No lo se... Al otro le dimos bien.-respondió la otra voz, sin duda de una mujer.
-Bueno, los mataremos a ambos y luego nos ocuparemos de las otras. Puff... ¡Quien se creería que estos dos estaban compinchados!
-Cuando Christian huyó yo me lo tome como algo natural-respondió la otra chica.
-Es un cobarde. Anda, Beid, cógelo y llévalo junto a Blake.
Me arrastraron y me ataron a una palmera. Note otro par de manos junto a las mías y supuse que serían las de Blake. Ellas volvieron a hablar.
-¿Criskti, que haremos ahora?
-Habrá que matarlos-respondió la que debía ser Criskti.
-Si, ya lo se, el caso es como.-dijo Beid irritada.
Hubo un breve silencio.
-¿Bomba?-dijo Criskti entusiasmada.
-¿Te vas a poner a hacer una bomba en medio de un desierto? ¿En serio?
-¿Y que se te ocurre? No tenemos armas.
-Nosotros no, pero ellos si.
-Ya le quitamos la lanza a Blake, pero esta rota, sin embargo nuestro amigo...
Oí sus pasos acercándose lentamente, la arena acariciando mi piel, las heridas irritadas clamando una cura y entonces me rebelé. Abrí los ojos de par en par y me sacudí, a la primera la agarré de los cabellos azules y la arroje al suelo, la otra no tuvo tanta suerte, mi espada se clavo en su estomago antes de que pudiera soltar una palabra.
Cuando sonó el primer cañón la chica de cabellos azulados se arrastraba por la arena. La derribe de una patada, tenía lagrimas en los ojos y sangre en los labios. Pero eso no me ablandó el corazón.
No sufrió en absoluto.

9 comentarios :

  1. No lo pillo, me he perdido. Que le ha pasado a Sophie?
    Por lo demas genial como siempre
    un beso

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  2. mmm... creo que lo he pillado,al principio no lo entendí pero al ratito caí jaja, como siempre genial :)
    cuando subiras capitulo en el blog hope?, dejaste la historia en una parte muy interesante,y yo quiero saber más!.
    Un besote grade, Lucia

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  3. Como echaba de menos los 76 juegos y sus historias!!! :D
    Siempre nos dejas con la miel en los labios! Espero que ahora puedas escribir mas a menudo, porque quiero saber qué está pasandoooo!!!

    Un beso Nina ^^

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  4. Os explico, que a veces no soy muy buena escribiendo :S
    Este capítulo esta narrado por Christian, y en el cuenta cosas del pasado, lo que piensa, etc...
    Lo de las luces del final se explicara en el siguiente capitulo, ya vereis, os va a sorprender.
    Beid, Sophie sigue en la tienda, no le ha pasado nada.
    Escribire mas a menudo y en Hope renovare mañana o pasado!
    MUXUS a todas!

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  5. Excelente. Esta muy bien ya se te estrañaba.
    Alex

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    1. Un chico? Increible, yo crei que mi historia solo la seguian las feminas (que no tengo ninguna queja por ello, pero...)
      Gracias, intentare escribir mas a menudo!!
      Muxus
      P.D: Comentame mas veces porfa! ;)

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  6. Hola Nina!
    Me encanta como escribes sobre los juegos y las historias que creas!
    Me encantaría que te pasases por mi blog, que tambien es de los juegos Del Hambre!
    Te aviso de que lo acabo de empezar y que todavía no hay mucho, pero me gustaría que te pasases!
    Besos!
    http://katiamellarkeverdeen.blogspot.com.es/

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  7. Nina! No me había dado tiempo a pasarme a leerlo y me ha encantado! Ya echaba de menos tu historiaa, menos mal que ya tienes el siguiente escrito^^
    Que se creian? Que podría con mi Christian? JA! ;) Besooos

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    1. Uy Christian, la que le tengo preparada, bueno a los tres.
      Esta semana con el colegio y etc no puedo meterme mucho pero intentare subir el siguiente pronto

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