Tributos

jueves, 4 de abril de 2013

Capitulo 41: Papá

No se cuanto tiempo estuve observando mi nuevo y atemorizante rostro. Probablemente solo se tratara de unos segundos, pero para mi fueron eternos. Volví a mirar al suelo encharcado donde se reflejaba mi rostro. Mis manos rozaron los oscuros parpados y aquellos ojos dorados comenzaron a llorar en silencio.
Odiaba aquel rostro.
Odiaba a aquella chica.
Odiaba aquellos ojos que me observaban.
Los odiaba a ellos, que me habían convertido en un símbolo.
Pero sobre todo, la odiaba a ella, a Coin, que me había arrebatado todo lo que yo amaba...
Enterré el rostro entre mis manos y llore con rabia y frustración. Una mano se poso suavemente en mi hombro y me sacudí asustada, pero tan solo se trataba de Christian. Lo observe entre mis dedos y vi su mirada triste, sus labios apretados formando una apretada linea...
-Sophie... No llores, por favor.
Sus palabras no hicieron si no aumentar mis sollozos. Él aparto la mano de mi hombro ya que empece a sacudirme violentamente. Sollocé aún más fuerte. ¿Como iba a amarme con aquel rostro? ¿Como iba siquiera a mirarme? Nadie podría hacerlo sin sentir temor.
Continué con mi llanto incontrolado, ya no me importaba si me descubrían. ¡Ningún disfraz serviría para ocultar mi endemoniado rostro! Coin se había encargado de ello. Mi hogar, mi padre (quien sabe lo que habría hecho con mi madre), Sarin, mi rostro, Christian y...
¡Nata! ¿Que habría hecho con ella? Apenas recordaba lo ocurrido, pero sin duda había ganado. A no ser que...
Me gire de golpe y encaré a Christian que me observaba atento.
-¿Y Nata?
Sin duda esperaba que le preguntara otra cosa, ya que se quedó desconcertado, y dudo unos momentos antes de responder:
-No lo se. Apenas si recuerdo algo de la última noche. Bueno, en verdad...
Su voz se apagó.
Le dirigí una mirada interrogante pero él no dijo nada más. Se limito a sacudir la cabeza y decir:
-No importa, estará bien. Ahora tenemos que irnos.
-¿Irnos?-sollocé-¿Adonde, si se puede saber?
-Lejos de aquí  no importa donde. Mira lo que nos han hecho. No nos han matado, por algo sera, pero yo no quiero descubrirlo.
Antes de que pudiera decir nada mas, agarro mi mano y me saco a rastras de la habitación  El pasillo estaba desierto, continuamos avanzando por él hasta que se oyeron unas voces de hombre y mujer. Clave mis uñas en su brazo y lo mire asustada haciéndole una señal para escondernos. Él negó con la cabeza y me susurro al oído:
-Necesitamos ropas. Tu encárgate de la mujer.
Casi me dio pena, pero apenas tuve tiempo de pensarlo dos veces. Christian agarro al hombre por el cuello y lo golpeo hasta dejarlo inconsciente. Fui mas clemente con la mujer y simplemente la golpee en la cabeza hasta que su cuerpo quedo inerte. Arrastramos los cuerpos a un armario de limpieza y una vez allí nos cambiamos de ropas.
Era difícil moverse en un espacio tan reducido, prácticamente no se podía ver nada y no me podía mover sin tocar a Christian, pero él no pareció molesto con mis roces. Cuando terminamos salimos al pasillo y entonces volví a recordar un tremendo fallo en nuestro plan.
-Esto no servirá de nada, Christian. Nos reconocerán.
-Hay que arriesgarse-dijo con cabezonería.
-¿Para que?-gemí-¿Que nos queda? ¡Nos lo han arrebatado todo! ¿Que razón tienes tu para continuar?-le exigí entre sollozos.
Su expresión se volvió fiera y decidida, me miro con sus ojos llameantes y dijo:
-Una muy buena.
Entorné mis ojos, cegados por las lagrimas, justo para ver como se acercaba a mi. En un momento sus manos agarraron mi cuerpo, golpeándolo contra la pared y sus labios golpearon los míos con rabia.
Fue diferente, muy diferente al primero. Esta vez no pensé en su reacción  ni siquiera en la mía, no quería pensar en si le gustaría o no. Solo quería disfrutar del momento.
Cuando nos separamos deje caer mi rostro junto a su mandíbula. Podía oír nuestros jadeos, incluso el latido de nuestros corazones.
-¿Continuaras? ¿Me seguirás?-pregunto el jadeante.
Le dirigí una mirada desconcertada ¿Acaso necesitaba preguntarlo?
Él sonrió y me cogió de la mano con fuerza.
-Vamos, tenemos que encontrar una salida rápido.
La energía y las ganas vinieron a mi como nunca antes lo habían hecho. Por fin veía cual era nuestra situación  y el peligro que corríamos al ser descubiertos, pero no me importaba. No me importaba mientras estuviera a su lado.

Mientras tanto en el Capitolio...

Una mujer de piel verdosa alisa mis cabellos y maquilla mi rostro, tapando las ojeras y heridas que pueda mostrar. Cubren mi cuerpo con un vestido negro y dorado, y mis pies con unas delicadas botas azules. Me abandonan en una habitación amueblada únicamente con una silla y un espejo. Me enfrento a mi reflejo con angustia y pena.
No reconozco a quien se refleja en el espejo. Una muchacha alta y extremadamente delgada, con los ojos azules marchitos y cansados, cansados de llorar la muerte. Su piel pálida se ocultaba tras aquel maquillaje y su largo cabello rosado cae liso por su espalda.
Quien hubiera pensado que terminaría así. Hace unas semanas era una niña asustada y tímida que no soportaba si quiera rasparse las rodillas y ahora estaba allí. Ganadora de los 76º Juegos del Hambre.
Junto con su asesino.
La puerta se abrió de nuevo y apareció un guardia vestido de negro y un sinsajo cosido en la chaqueta. La agarro del brazo y la arrastro por cuantiosas salas y pasillos para terminar frente a un ascensor, el mismo que había visto el primer día al llegar allí tras ser elegida en la Cosecha.
El hombre pulsó uno de los botones y el ascensor chirrió al cerrar las puertas. Habían cambiado muchas cosas desde que me fui, los Distritos habían sido renovados y reconstruidos, pero el Capitolio seguía prácticamente en ruinas. Las puertas volvieron a abrirse para mostrar una oscura estancia cubierta de humedad y suciedad, en medio había un estrecho y alargado tubo transparente.
Deambulé por la pequeña habitación hasta que oí el pitido, entonces me volví y subí a la plataforma. Comenzó a elevarse y la luz se volvió cada vez mas, y mas intensa. Cogí aire y observe a aquella multitud.
Tan solo era otro día más, como en casa.
Solo iba a hablar con mi padre.

8 comentarios :

  1. ¡Primeraaaa!
    "Cansados, cansados de llorar a la muerte." "Tan solo era otro día más, como en casa.
    Solo iba a hablar con mi padre."
    Dios Nina, me vas a matar, en serio... Yo lo siento mucho por Sophie y Christian, pero necesito saber YA lo que va a pasar en esa entrevista D:. Mi mente malvada planea cosas extrañas jajajajaj.
    En fin, repito que es un placer poder volver a leer tus historias :D. ¡Muxus!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Lo subire pronto, es que estaba esperando a que lo viera mas gente y comentaran, ya que no suelo subir hasta que haya un puñado :)
      Un muxu enorme, Dillardi!

      Eliminar
  2. Genial!!! Igual que todos los demas. Necesito saber que va a pasar YA!
    Monica

    ResponderEliminar
  3. Holaaa, el otro dia descubir tu blog y buaah me encanta!! Ademas yo tambien soy de Euskadi! Espero que la sigas pronto Nina, porque así me matas!! Un beso

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Genial, me encanta encontrar alguien de aqui y que encima le guste mi blog! Lo subire dentro dentro de nada, tranqui!
      Muxu handi bat!

      Eliminar
  4. Por fin puedo comentar!!^^
    Conozco tu blog desde el año pasado, pero como soy una negada para esto de las nuevas tecnologías...
    Me encanta que hayas dejado vivo a Christian, pero ¿qué hará ahora Sophie con esa cara :o? Espero el siguiente cap con ansias!!!! :3

    ResponderEliminar
  5. absolutamente genial :) gracias por seguirlo

    ResponderEliminar
  6. QUE???!!!!
    Como esta esto apenas conoci tu bolg hace 2 meses y hasta orita termine de leer a tu ritmo y me entero de esto?!
    Ya porfa a purate a publicar me estas matando1!!!

    ResponderEliminar