Tributos

miércoles, 3 de julio de 2013

Capitulo 45: Una habitación a oscuras

¡Ya he llegado a las 21044 visitas! Gracias, tributos, mi rápidez de estos días es una manera de agradeceroslo ;)

La puerta se cerro tras de mi, me acomode en la pared y me detuve a pensar ¿Adonde iríamos? ¿Que haríamos? No podía obligarla a hacer muchos esfuerzos hasta que se hubiera recuperado del todo, el esfuerzo la mataría, ya que la bala no pudo. Observé mis ropas con pesar. Tampoco llegaríamos muy lejos vistiendo de esa manera, con harapos viejos y sucios, llenos de sangre y mugrientos. En cuanto salieramos de allí me apresuraría a buscar algo más adecuado.
Cerre los ojos y me deslice por la irregular pared hasta caer al suelo. Enterre la cabeza entre mis rodillas y estaba a punto de dormirme cuando oí un ruido.
Alce el rostro y vi a dos niños pequeños observandome atemorizados. La niña no debia tener mas de siete años, tenía el cabello peinado en multitud de trenzas de colores y su nariz era demasiado fina para una niña. El muchacho era apenas un bebé y era normal, no lo habían alterado... aún. Les hice un gesto amistoso y ambos retrocedieron unos pasos asustados. Trate de herguirme y entonces ellos salieron corriendo. "¡Deja de    tratar de hacer amigos y duerme!" me reproche. Volví a enterrar la cabeza entre las rodillas y para cuando estaba a punto de dormirme alguien me sacudió el hombro. Iba a gritar de exasperación pero me detuve cuando vi el rostro de la amable mujer, me ayudo a levantarme y me llevo dentro de la habitación, despues cerro la puerta.
En cuanto se fue me lance al lado de mi Sophie que estaba placidamente dormida. La observe a la tenue luz que arrojaba la pequeña lampara del rincón, le había vendado el pecho y limpiado sus heridas. Ahora lucía como siempre.
Salvo por aquellas horribles alteraciones.
Me senté a su lado y le aparté unos mechones plateados de la frente. Observe sus oscuros parpados y las marcas de sus manos, un diseño grotesco para la vista pero hermosamente trazado. Ahora que lo observaba bien podía fijarme bien en los pequeños detalles de sus oscuras manos y parpados. Las palmas de sus manos estaban más blancas que el resto de su piel y en el dorso habían dibujado... ¿Hojas? ¿Plumas? Lo
que fuera, de color negro y algunas plateadas. El diseño de las manos cubría los dedos, la palma entera y un poco de las muñecas.
Entonces me di cuenta de algo muy obvio ¿Que me habían hecho a mi? No le había prestado ninguna atención a los posibles cambios que podrían haberme causado, sobre todo cuando aun llevaba aquellas vendas en el rostro. Dirigí una mirada por la habitación pero no había ningun espejo o superficie en la que reflejarse. Movido por la desesperación, sali de la habitación y comence a buscar algun lugar en el que reflejarme, pero la manera en la que vi por primera vez mi rostro, dista mucho de lo normal.
Era un papel amarillo, algo sucio y un poco roto por los bordes, habían puesto las imagenes de dos muchachos, o mas bien un dibujo: el rostro del chico era practicamente normal, salvo por unos tatuajes claros que se entreveían en su cuello, subiendo por la mandíbula y terminando en ojo izquierdo; no sabía quien era él pero en cuanto vi el dibujo de la chica lo entendí y más aún al ver las letras que encabezaban la hoja.
Se busca, vivos, recompensa...
Sintió una punzada de miedo y su vista se quedo fija en la puerta tras la cual Sophie dormía ajena a aquello. Tenían que salir de allí, rápido.
Pero, para cuando llego a esa conclusión ya era tarde, lo golpearon y cayó al suelo con su mano aun agarrando aquella hoja.

Alrededor de la medianoche, en el centro del Capitolio...

Me metieron en un elegante coche negro, de cristales tintados y asientos oscuros. Junto a mi se sentaba Cire y dos de sus guardias. Estuvimos callados todo el rato pero al final me pudo la inquietud.
-¿Adonde me llevan?
Ella ni me miró, simplemente miro a otro lado.
Aquello me irritó.
-Oiga, la he escuchado, la he acompañado sin oponer resistencia y estoy dispuesta a colaborar en lo que sea , pero tengo derecho a saber a donde me llevan.
Por fin, me miró.
-Ahora lo verá-me contestó ella.
Aquella falta de información me molestaba, pero sabia que no tenía mas remedio que aguantarme. Despues de lo que me parecio media hora, el coche se detuvo y la primera en bajar fue, por supuesto, Cire. Le dirigí una mirada envenenada y salte del coche. Me quede boquiabierta al observar el edificio frente al que me encontraba: el Edificio de Justicia del Capitolio.
Lo habían restaurado bastante bien, aunque aún se notaban los destrozos de la guerra, heridas que no eran fáciles de eliminar. Uno de los hombres me agarró del brazo y me metió en el Edificio sin decir una palabra.
Al contrario de lo que me esperaba, el edificio estaba practicamente vacío, tan solo se veían a pequeños grupos de personas, pero todos iban corriendo de un lado a otro. La mayoría se quedaban observnadome unos instantes para, acto seguido, continuar con sus asuntos.
-Bueno, señorita Flickerman-me giré y observe a Cire, que me sonreía-La llevaran a su habitación y mañana se la despertará a la hora de desayunar ¿Alguna preferencia?
-¿Que hago aqui?-le espeté ignorando su falsa cordialidad.
Ella frunció los labios y su mirada se oscureció.
-Llevenla a su cuarto.-ordenó y dos de sus hombres se colocaron a mi espalda de manera amenazadora.
Uno de ellos me arrebato la maleta y el otro me arrastró con fuerza tirandome del brazo. Me llevaron hasta un ascensor y marcaron el numero 3, y cuando paró volvieron a llevarme con la misma fuerza y rápidez. Yo protestaba y chillaba pero no me hacían ni caso, es más, apretó su agarré y tiró con más fuerza.
Nos metimos en un largo pasillo con una docena de puertas, todas de color canela, un tono mas oscuro recubría las paredes, que estaban llenas de grietas. Me llevaron directamente hasta la última puerta, la abrieron y me arrojaron dentro con fiereza. Caí de rodillas y me apoye sobre mis manos, me arrojaron la maleta que cayo a pocos pasos de mi. Me giré y les encaré.
-¿Que quieren de mi?-les espeté.
-Nosotros nada.-dijo el de piel más oscura.
-Pero ella tiene planes para vosotros-masculló el segundo y cerro la puerta.
Me lance contra ella en el momento en el que le oí cerrarla con llave. Comence a aporrearla con fuerza y a chillar tanto como podía. Pero nadie me hizo caso.
Estaba sola.

2 comentarios :

  1. ¡¡¡¡Tensión!!!!
    Es que estoy intentado deducir lo que viene... ¿Les van a hacer volver a los Juegos como si fuesen otras personas? ¿Se van a encontrar todos los unos con los otros? ¡Aaaaaah!
    Me ha encantado el capítulo y el que hayas podido actualizar tan pronto, Nina. ¡Un beso!

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  2. Hola te he nomidado a el lovely blos award pasate por mi blog a verlo http://74-juegos-del-hambre-por-lena.blogspot.com/2013/07/lovely-blog-award.html
    besos

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