Tributos

sábado, 30 de junio de 2012

Capitulo 19: Sarin

El interior de la cueva es frío y rocoso, pero por suerte el agua cae cerca de la entrada, ocultándonos a ojos de los demás y proporcionándonos agua. Nada más llegar compartimos una manzana y preparamos nuestro "hogar". Extendimos los sacos, llenamos y purificamos las botellas, atamos con cuidado las cuerdas (en el caso de tener que salir de nuevo a tierra), cambiamos nuestras ropas mojadas por las otras y las dejamos secar.
 Mientras esperamos a que oscurezca, hablamos de lo que más echamos en falta. Le menciono a mis padres, pero omito que él está muerto, a mi estilista Nique, que es "magavillosa" como diría ella, y por supuesto a Sarin*.

-¿Sarin?-me pregunta Nata intrigada.
-Es mi mascota, un tigre-digo sonriendo.
Ella abre los ojos sorprendida y tal vez algo asustada. Creo que era un secreto a ojos del Capitolio, ya que a mi madre no le hacía ni gracia el bicho, pero bueno, quien sabe si saldré viva de aquí.
-Me lo regalaron cuando tenía ocho años...
Ella se acomoda en su saco y coge una galleta, la imito y mientras me lo pienso. Es una historia inofensiva, pero no quiero contárselo a todo Panem... ¡Que le den! Y comienzo a contarle la historia.

<<A la tierna edad de siete años, la pequeña Sophie se había enfrentado a más peligros que cualquier niño del Capitolio a su edad. El problema de la niña se trataba siempre de el mismo: se sentía sola y se aburría. Para contrarrestarlo, solía escaparse al gran bosque que surgía tras la casa, y allí había descubierto millones de cosas, entre ellas, los animales. 

Antes solo los había visto en los libros o en los Juegos, pero cuando vio aparecer un hermoso zorro blanco entre la nieve se lanzó hacia el sin temer a nada. La reación del animal pilló por sorpresa a la pequeña. El lobo la mordió y milagro fue que hubiera cerca unos guardias que la llevaron hasta la casa y la curaron. Le prohibieron volver al bosque, cosa que Sophie ignoro a sobremanera.
Siguió llendo al bosque y allí se refugio cuando se sintió sola. Aprendió a ganarse la confianza de los animales y finalmente los lobos blancos aceptaron su presencia en el bosque, cuando llego la primavera, sin embargo, estos desaparecieron y Sophie se puso triste, pero los volvió a ver el invierno siguiente y así continuamente. Tan solo se metía unos metros en el bosque, ya que más allá se decía soltaban a las criaturas creadas genéticamente y ella no quería descubrirlas.
En la casa, descubrieron las idas y venidas de Sophie al bosque y su madre la riño severamente, poniéndole vigilancia continua. Un mes antes de su octavo cumpleaños, Sophie se encerró en su cuarto y se negó a comer o a levantarse. Su madre trató de hablar con ella, pero lo máximo que conseguía es que la expresión ausente de la niña se transformara en una mueca triste.
Finalmente consiguió hacerla comer, pero nada más. Unas semanas antes de su cumpleaños, apareció su padre por la puerta con una sonrisa pintada en el rostro. Volvía del frente, de dirigir un pequeño batallón de Vigilantes en el Distrito 2.
-Peque, ¿Que te ocurre?-pregunta acercándose a ella.
La niña fijo sus ojos azules en su padre y negó levemente con la cabeza.
-Mamá me ha dicho que llevas aquí encerrada una semana y que apenas comes-dice serio.
La niña le devuelve la mirada.
-Es que... no me deja ir con ellos.
-¿Con quienes?-pregunta confuso.
-Con mis amigos-responde la niña.
Su padre frunce levemente el ceño y luego pregunta:
-¿Tus... amigos... viven en el bosque?
-¡Sí!-responde la niña algo más animada-Son muy simpáticos y siempre juegan conmigo...
-Espera, espera... ¿son humanos?-pregunta alarmado.
-No. Son animales-respondió la chiquilla pensando que aquella era la pregunta más estúpida que le habían echo en la vida.
-Ah, vale.
Se quedan un rato en silencio. Su padre mira por la ventana el precioso paisaje primaveral mientras que Sophie juguetea con uno de sus mechones rubios.
-Cariño, no puedes jugar más en el bosque, es peligroso.
La niña levanto la vista y dijo con un tono de suplica en su voz:
-¿Por qué? ¡Papá, no tengo más amigos! ¡Estoy sola en esta casa tan grande!
Él suspira y la niña oculta su rostro en la almohada.
-Cariño, voy a pensar en algo ¿vale?

El uno de mayo apareció de nuevo en su cuarto con un enorme libro entre las manos. Se sentó a su lado y la obligo a sentarse, poniéndole el enorme libro entre sus pequeños muslos. Cuando lo abrió se encontró con miles de imágenes de miles de animales, algunos desconocidos para ella, otros familiares. Sonriente, paso las paginas lentamente, disfrutando de cada una y cuando termino miro alegre a su padre.
-Gracias.
-Eso no es todo, pequeña, dime ¿cual a sido tú favorito?
La niña dudo, ya que había miles, pero volvió a mirar las páginas y señalo uno.
-Este, este...

El día de su cumpleaños, la niña se vistió con un hermoso vestido blanco, con mangas de encaje. Cuando era niña apenas se enteraba de lo que ocurría en las fiestas, ya que la mayoría de los invitados eran adultos y los pocos niños que iban nunca jugaban con ella.
La hora favorita de Sophie, era sin lugar a dudas, la de los regalos. Primero se encontró con los típicos, las joyas y los vestidos de seda o hechos con hilos de plata. Más tarde pasaron a los raros, estos eran por ejemplo, las horquillas de ópalos, un cofre de oro lleno de monedas o un calzador de plata.
Y por último, aunque no siempre hacía caso a este orden, le tocaba el turno al gran premio.
En esta ocasión, Sophie se encontró con un paquete de colores que se movía mucho. Tenía miedo de abrirlo, por si resultaba ser alguna broma de su padre, pero este le dio ánimos y finalmente lo abrió.
Se encontró con un pequeño tigre macho, que gruñía y miraba extrañado a su alrededor. La niña no estaba segura de si podría cogerlo, (su estancia en el bosque le había enseñado un par de cosas acerca de lo que no se debe hacer con los animales) pero su padre cogió el cachorro y lo puso en los brazos de la niña, pese a las horrorizadas miradas de su madre.
-¿Será mi mascota, papá?
-Claro, cariño.
-¡No!-chillo mi madre horrorizada-No podemos tener ese bicho en casa.
-Tranquila, he pensado en todo-le dijo mientras le daba un beso.>>

-Y así todos fuimos felices y comimos perdices-le dije a Nata.
Ella me miraba boquiabierta.
-Me encanta. Un tigre... suena tan exótico... ¿Y nunca te ha mordido o arañado?-preguntó.
-No, mi padre le modificó. No excesivamente, es decir, seguía teniendo el aspecto y las mismas formas de un tigre normal, pero cambio algo en su mente.
-¿Como?-pregunto confusa.
-Fue algo así como... Veras, yo era muy pequeña y no era seguro traer uno de esos a casa porque podía atacarme o romper cosas. Así que mi padre, con ayuda de unos colegas suyos, modificó la mente del animal para que me quisiera desde el momento en que me viera y me protegiera siempre. Y bueno... ha roto cosas-esta última frase provoca una carcajada a mi aliada.
-¿Y el nombre? ¿Sarin?
-Ah, lo encontré en un libro cualquiera y me gusto-mentí.
Ella asintió y luego observamos, no sin cierta dificultad, los oscuros nubarrones que se extienden por el cielo. Decidimos acostarnos las dos, ya que creemos poco probable que aparezca alguien y nos ataque estando allí ocultas. Abrimos el paquete de galletas y comemos dos cada una, luego nos vestimos con las ropas (que más o menos estaban secas) y nos ocultamos en nuestros sacos.
Nata se durmió en seguida, pero yo aún seguía despierta una hora más tarde, y cuando me dormí, un recuerdo vino a mi mente...

-¡Ve a por ella!
La niña lanzó la pelota lo más lejos que pudo, pero el pequeño tigre ni se inmutó. La pequeña se sentó, frustrada. Llevaba dos días intentando jugar con el tigre, pero no le prestaba atención. Al principio pensó que tendría hambre y le empachó a dulces, la pobre no sabía lo que comía en realidad, y la castigaron varios días porque el tigre enfermó. Luego se le ocurrió la teoría de que tal vez estuviera aburrido, al fin y al cabo, apenas habían jugado, así que se hizo con todas las pelotas de la casa e intentó que el las persiguiera, pero no le hacía ni caso.
Pensó en contárselo a su padre, pero entonces recordó que se había vuelto a marchar al Distrito 2. Siguió jugando con la pelota, para ver si captaba la atención del cachorro, pero no había manera, y cuando no había manera...
¡Claro! ¿Como había sido tan tonta? Se levanto, sacudió su peto vaquero y cogió al pequeño tigre mientras corría al invernadero. Como de costumbre, allí estaba su abuelo regando sus amadas rosas y poniéndolas a punto. El hombre alzó la vista al verla entrar y puso una mueca desagradable al ver al animal, no le gustaba, pero no como a su madre que le tenía miedo, si por él hubiera sido, hubiera cocinado al animal y hubiera hecho un estofado con el.
-¡Abuelo! ¡Abuelo! ¡Ayúdame!
-¿Que te ocurre, pequeña?
La niña señaló su tigre y dijo:
-Está triste, porque no quiere jugar. Le lanzo la pelota y no la coge.
Él la miro atentamente y luego le pregunto:
-¿Tiene nombre?
-No, no se me ocurre ninguno-dice la niña.
El anciano ríe.
-Pequeña, no te va a hacer caso hasta que no le llames, y si no tiene nombre, no te prestará atención en absoluto. Es mejor que se lo pongas pronto, así se acostumbrará antes.
-¡Pero a mí no se me ocurre ninguno!-gimoteo ella-¿me ayudas?
Fueron los veinte minutos más largos de la vida de Sophie. Su abuelo recorrió el invernadero recortando hojas, quitando flores marchitas y oliendo las buenas. Cuando se oscureció el cielo, el hombre cortó una rosa blanca y la metió en un frasco con agua, y entonces se giro y dijo:
-Sarin.
-¿Sarin?-preguntó la niña desconcertada.
-Exactamente, Sarin, es un nombre muy antiguo, Sophie. De antes de Panem.
La niña le miró asombrada, le dio un beso en la mejilla y corrió a su cuarto, contenta por haber encontrado una identidad para su tigre.



<<...Sin embargo, tarde seis años en descubrir que el nombre era algo venenoso...>>


*.- Sarin, Veneno Inhalado. 
Originalmente diseñado como un pesticida, basta con respirar un poquito para que tu boca se llene de espuma y que caigas en un coma y mueras. 
El Sarín es uno de los mas mortíferos gases nerviosos, cientos de veces mas toxico que el Cianuro. 
Fue proscrito como agente de guerra en 1997. 

4 comentarios :

  1. Está genial, Nina!! además me encantan los tigres, así que este capítulo me ha gustado especialmente ^^

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  2. Oh que detallazo el veneno!! Diosa que buena idea! Tu tan genial como siempre Nina. Besos:)

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  3. Me encanta Nina!! El nombre del tigre es.... Perfecto? si, perfecto
    besos

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  4. JaJaJa
    Me encanta lo del tigre y anda que a Snow ya le vale...
    :D
    Espero el siguientee!!

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